La IA (Inteligencia Artificial) ha llegado para quedarse en las empresas e incluso optar a cubrir puestos tan altos como la dirección.
El hecho de que cada vez más departamentos dentro de una organización incluyan sistemas automatizados, robots o software que manejan gran cantidades de datos e informaciones invita a pensar en que los algoritmos tomarán parte de las decisiones empresariales. En un futuro no muy lejano, ¿llegará esto?
Amplias aplicaciones de la inteligencia robótica
Sus aplicaciones se llevan viendo ya desde hace unos años en todo tipo de máquinas para funcionar en procesos de producción industrial, control de sistemas, planificación automática, reconocimiento de habla, escritura y patrones e incluso en videojuegos o, por supuesto, en la robótica, en general. Más sectores donde se ha implementado han sido el de los electrodomésticos, la seguridad, la salud, el turismo, el transporte, el empleo y la educación, entre otros.
Sin embargo, aún no es tan común ver cómo la inteligencia artificial llega a los puestos de mayor responsabilidad e importancia en una corporación. La toma de decisiones clave todavía está reservada para un ser humano que puede verse influenciado por sus opiniones, experiencias, sabidurías e incluso sentimientos. Estos puntos son los que, precisamente, quiere evitar la inteligencia de las máquinas, junto al aprovechamiento de sus interesantes beneficios. Todo siempre con el fin de conducir a una acción segura, correcta y objetiva.
Inteligencia artificial sí, pero ¿liderando empresas?
Hay que tener en cuenta que detrás del algoritmo de uso o funcionamiento de una máquina siempre va a existir una programación humana y personal. Por tanto, el liderazgo total nunca puede ser asunto exclusivo de un robot inteligente. La clave siempre va a estar en la complementación entre ambos sujetos: el directivo de una empresa se servirá de las herramientas necesarias para mejorar sus análisis, estudios y toma de decisiones.
Pero para ello, deberá estar bien formado en inteligencia artificial. Solo así será posible que interprete los datos, plantee las cuestiones correctas y utilice, en definitiva, muy bien los beneficios que aportan las máquinas inteligentes. Además, la humanidad, la ética o la integridad humana serán las aportaciones imprescindibles del directivo, que jamás tendrán los robots.
En los casos ya en prueba como los coches autónomos u otros proyectos piloto en temas de jurisprudencia, seguridad o la industria armamentística, esas características de las personas son vitales.
Así se aplica el Business Intelligence
Principalmente, todas las tareas que son rutinarias de cualquier profesión pueden ser desempeñadas con rapidez y calidad por aparatos inteligentes. Estos también pueden analizar, filtrar, medir, predecir, focalizar o detectar unos determinados datos en ingente cantidad de información. De igual manera, se encargan de otras actividades cotidianas como la limpieza o la preparación de comida.
No obstante, en Business Intelligence, toda labor que conlleva un mínimo de conciencia y pensamiento escapa a la IA como sustituta del trabajo humano. En los negocios, las decisiones estratégicas son fundamentales. Por tanto, que el jefe sea una máquina está lejos de la realidad.
Nombre del autor de la imagen: © geralt